Mostrando entradas con la etiqueta Katherine Mansfield. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Katherine Mansfield. Mostrar todas las entradas

lunes, 9 de septiembre de 2024

Katherine Mansfield. Oración de una niñita

Concédeme el instante, el instante gozoso
para que me incline y pueda ver
los otros capullos, las otras flores,
las otras hojas del árbol:
   
para que acoja en mi pecho 
el airecillo que es como su hermano,
pero más pausado, más ligero, cuya risa apenas audible
se hace eco de la risa del otro.
   
Arriba, en los espacios azules y blancos de las nubes,
pequeñas nubes juegan.
Contemplo su juego misterioso y remoto
en esa otra lejanía. 
   
Concédeme oír cómo cantan los pajarillos 
la canción que solo el silencio conoce...
(La Luz y las Sombras intercambian susurros, 
el instante gozoso crece,
   
ondula por el aire como agua
se aleja más y más sin un solo sonido,
y la niña termina su oración 
y se levanta del suelo frío).



En "La criatura terrestre y otros poemas"


viernes, 28 de junio de 2024

Katherine Mansfield. Pájaro de invierno

Mi avecilla, mi cielo,
llamas en el frío de la tarde -
con esas notas redondas y luminosas,
cada una tan perfecta
y distinta de la otra y, sin embargo,
colgando juntas en resplandecientes racimos!
Las suaves florecillas y la fruta madura
han sido recolectadas. 
Es la estación de las nueces y las bayas
y de las gotas redondas y destellantes
sobre la hierba helada.



En "La criatura terrestre y otros poemas"


jueves, 6 de junio de 2024

Katherine Mansfield. El pájaro herido

En el amplio lecho
bajo la colcha verde bordada 
con flores y hojas que siempre parecen estremecerse 
ella es como un pájaro herido que descansa en un remanso.
   
El cazador disparó su dardo
y la alcanzó en el pecho,
provocó una herida, mas no la muerte.
Ay, alas mías, alzadme - alzadme!
No estoy horriblemente herida!
Cayó y permaneció quieta.
   
Llegaron al borde del remanso gentes amables con cestas
"Sin duda lo que el pobre pájaro quiere es comida!".
Sus petates y bolsillos se henchían casi hasta reventar
de migajas de la cena y sobras del almuerzo de los sirvientes.
Ay, cuánto les complacía dar algo de verdad!
"Antes, sabes?, sabes?, no hacías más que huir volando 
rara vez venías al alféizar, rara vez
compartías las deliciosas migas arrojadas al jardín.
Aquí tienes un delicado fragmento y aquí una exquisitez 
que sigue como nueva. Y aquí tienes un pedazo de puro deleite
y tarta y pan y pan y pan y pan".
De noche - en el amplio lecho
con las hojas y las flores
flameando suavemente en la oscuridad
ella es como un pájaro herido que descansa en un remanso.
Con gran timidez saca la cabeza de debajo del ala.
En el cielo hay dos estrellas
que brillan y flotan -
Ay, aguas - no me cubráis!
Miraría tanto tiempo esas hermosas estrellas!
Ay, alas mías - alzadme - alzadme!
No estoy tan horriblemente herida...



En "La criatura terrestre y otros poemas"


miércoles, 22 de mayo de 2024

Katherine Mansfield. XII

Por el cielo rojo vuelan dos pájaros
vuelan con pesadas alas
Silencioso y solitario es su vuelo ominoso...
Todo el día el sol triunfal con sus estandartes amarillos
forcejeó con la tierra, y cuando ella se rindió 
la apuñaló en el corazón; Recogió su sangre en un cáliz 
y lo derramó por el cielo de la tarde -
allí donde los pájaros de oscuro plumaje se van volando.
La tierra permanece callada y envuelta en su sombra lúgubre 
sus ojos ciegos posados en el cielo de la tarde
y en los pájaros que buscan incansables.



En "La criatura terrestre y otros poemas"


martes, 23 de abril de 2024

Katherine Mansfield. I

Ha llovido todo el día. 
Tras mi ventana crece un árbol 
pesadas penden sus ramas 
Las hojas lo cubren asfixiantemente
como para proteger el frágil cuerpo del árbol
que se balancea lúgubremente en el aire quieto...
Un ave gris se posa en una ramita,
alza su garganta y canta en el árbol suspirante. 
Ay, rama, y ramita, y hojas negruzcas y asfixiantes 
Habéis olvidado vuestra fragancia estival?
Recordáis el tiempo en que sacudíais vuestras flores
en el aire vivo... riendo y estremeciéndoos?
El ave gris no olvida: ella guarda vuestro secreto
y le canta a vuestro lúgubre balanceo en su corazoncillo salvaje



En "La criatura terrestre y otros poemas"


jueves, 21 de marzo de 2024

Katherine Mansfield. A K. M.

Ella es un pájaro.
Su cuerpo es verde y sus alas leonadas.
Es la extraña prole de su indómita madre marina
que se enamoró de un ramito de helecho
arrancado por el viento - y depositado en su seno.
Su cuerpo chilla de fatiga - pero sus alas nunca se cansan.
Su cuerpo se estremece bajo una sola gota de lluvia
el viento en la cerradura la asusta mortalmente;
la más pequeña de las espinas de zarza le perfora el corazón;
el sol la abrasa y la luna la hiela.
Ríe y llora cada vez que cambia el viento.
Una pompa a la deriva la puede magullar -
La sombra de una nube la deja sin resuello.
"Libérame, déjame en paz", grita su cuerpo. 
Sus alas baten arriba y abajo
sobre los tejados de las ciudades 
sobre las cimas de las montañas 
sobre las arenas movedizas del desierto
sobre el rostro desdeñoso de su anárquica madre
sobre los bosques turbulentos donde el viento arranca los helechos. 
   
"Un momento - un momento... me muero".
   
Arriba y más arriba baten sus alas.



En "La criatura terrestre y otros poemas"


miércoles, 14 de febrero de 2024

Katherine Mansfield. XXV

En el brezo púrpura 
yacíamos como dos dioses sobre mullidas nubes coloreadas por el sol. 
No podíamos vernos - tan profundos y espesos eran nuestros lechos,
y así hablábamos de corazón a corazón, como amantes que viajan de noche.
Una dulzura agradable y cálida se enroscó en mi pelo.
Y entonces me pareció que flotábamos por un río verde
que nos elevaba por encima de las rocas oscuras del mundo
por encima de las horribles cavernas que nos desorientaron y aprisionaron. 
Por las ondas verdes y púrpuras flotaba un deleite sereno
nuestras palabras echaron alas y volaron como pájaros sobre nosotros.
Nada les exigimos ni reclamamos. Eran apenas pajarillos 
y muy tímidos - felices de encontrar reposo
en los cálidos nidos de los que emergían, 
las tuyas en mi corazón, y las mías en el tuyo...
Flotábamos hacia una inefable tierra del Origen
en la que la Paz - nuestra nueva Madre, esperaba sentada a la orilla
tejiendo las velas radiantes de su barca
esa que nos devolvería a casa.



En "La criatura terrestre y otros poemas"
   
   

lunes, 5 de febrero de 2024

Katherine Mansfield. Cuando fui un pájaro

Me encaramé al karaka*
en mi nido hecho solamente de hojas
pero suave como si fuera de plumas. 
Me inventé una canción que siguió cantándose sola
y no tenía palabras, pero el final era triste.
En la hierba bajo el árbol había margaritas.
Les dije como poniéndolas a prueba:
"Os arrancaré las cabezas de un mordisco y alimentaré con ellas a mis hijos".
Pero no se creyeron que yo fuera un pájaro 
y permanecieron abiertas.
El cielo era como un nido azul con plumas blancas
y el sol era la madre pájaro que le daba calor.
Eso era lo que mi canción decía, aunque lo hiciera sin palabras.
Hermanito apareció por el camino empujando su carretilla
transformé mi vestido en un par de alas y me quedé muy quieta
Luego, cuando él ya estaba cerca, gorjeé: "bonito, bonito".
Por un instante pareció sorprenderse 
luego dijo: "Bah, tú no eres un pájaro; te estoy viendo las piernas".
Pero las margaritas no importaban
y Hermanito no importaba;
aquel día yo sentía que era un pájaro.


*Árbol de hoja perenne que crece en las regiones costeras de gran parte de Nueva Zelanda.


En "La criatura terrestre y otros poemas"


miércoles, 24 de enero de 2024

Katherine Mansfield. XXVII

En el corazón salvaje del monte
el tui* alza su garganta blanca 
tres notas como campanadas - luego la respuesta que tan bien conoce
y que entona para sí misma - la respuesta amorosa de la risa.
Sus criaturas - adornadas con las guirnaldas verdes de la pena
responden a su llamada.
Acuden en bandada desde los valles y las llanuras 
desde las estúpidas ciudades que ellos nunca concibieron 
desde los muelles donde los barcos de extraños echan el ancla.
Desde las islas verdes pasan en procesión, 
se arrodillan ante altares de clemátides blancas,
en remansos salobres beben su sacramento.
Ahora son como gigantes que caminan
y sus gestos se parecen al bamboleo de los árboles 
Los hombres gritan "h a e re mai"**
y las mujeres responden con la respuesta amorosa de la risa -
Ay, pájaro del monte, Extiende tus alas
y protege a tus negras criaturas!



*el tui es un ave paseriforme nativa de Nueva Zelanda.
**vocablo maorí que significa "bienvenido".



En "La criatura terrestre y otros poemas"


viernes, 15 de diciembre de 2023

Katherine Mansfield. La [...] criatura del mar

Tumbada aquí, salvaje, al sol
envuelta y calentita con mi almohada y mi abrigo
a veces contemplo el enorme cielo azul
   
El amplio cielo gris, el amplio cielo gris
y las nubes que pasan con eterna lentitud
la nota feroz y estridente del chillido de las aves marinas 
aquí en mi extraño lecho.
   
El mar eterno, el mar eterno
y una canción que es cantada una y otra vez
en cada ritmo y tiempo y tema
hasta que doy un fuerte alarido... pero eso me ensordece.
   
La luz cambiante, la luz cambiante 
morado y oro devienen noche
un azul fuerte y amplio cuando el sol brilla
un derroche de color - vista esplendorosa.
   
Valle y colina, valle y colina
y yo soy arrastrada - nunca permanezco
he llorado, he maldecido, he rezado cuando me tocaba.
   
Me lleva junto a mi amado.
Aquí estamos nosotros
y la trémula canción de los álamos 
y lejos, en la distancia, el mar.



En "La criatura terrestre y otros poemas"


jueves, 30 de noviembre de 2023

Katherine Mansfield. Ocaso

Una chispa de luz se desprendió del cielo
sobre la marea rebosante, y allí quedó 
agitándose pálida cuál criatura que condenada a morir
ha amado el día luminoso.
   
"Ay, quiénes son esos que aletean por el aire lleno de sombras?"
gritó ella agonizando. "Acaso vienen a por mí?".
Grandes olas la arrullaron: "Tranquila - ya está - ya pasó!
Nada hay que ver".
   
Pero sus blancos brazos se alzaron para cubrir su cabeza radiante
y ella se apretó contra las olas hasta hacerse pequeña...
Sobre sus rodillas lánguidas la chispa yacía muerta
y los pájaros de las sombras caen.



En "La criatura terrestre y otros poemas"


lunes, 13 de noviembre de 2023

Katherine Mansfield. Noche

Cuando las sombras de la tarde caen
y el mundo se prepara para dormir
cuando los pájaros llaman a sus pequeñines 
y las estrellas empiezan a asomar

en mi corazón se instala una paz
que nadie ni nada puede romper
y me despido de mis viejas penas
hasta que la mañana despierta.
   
Oh, noche, cómo te quiero y te adoro
por qué has de quedarte tan poco
mis penas vuelven a apesadumbrarme 
cuando las sombras de la noche expiran.
   
Espero que cuando muera sea en la oscuridad 
cuando el mundo está tan quieto y en silencio
y que mi alma expire con las sombras
antes que el sol se alce sobre la colina.



En "La criatura terrestre y otros poemas"