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miércoles, 2 de abril de 2025

Lauren Mendinueta. Querido Óscar, he aquí el verdadero enamorado

Es el verano.
El ruiseñor gimotea en la tarde y su vuelo milagroso
atraviesa la luz como una espina.
Sí, es verano y pronto no habrá canto,
ni tiempo, ni recuerdo, ni gemido. 
A lo lejos las acacias bailarán con lentitud la música que el río les ofrece,
y la tarde terminará por tragarse la luz. Abajo,
junto a la ventana de mi cocina, el ruiseñor,
el único que conoce mi nombre desde siempre,
ese pájaro centenario e imposible que endulzó ñas noches de mi niñez,
ofrecerá su corazón para que yo pueda ver la rosa.
Ingenuo pájaro que escuchó los delirios de mi fiebre 
en balde clavará su corazón en el rosal.
Sí, amo esta hora pasajera 
y el rosal ensangrentado, pero florecido.
Sí, amo esta estación del tiempo que no pasa,
y el ruiseñor sacrificado en vano.
Inocente ruiseñor junto a la ventana de mi cocina.
Para qué sirve el amor?, le pregunto.
Mañana habrá una rosa, me dice,
en el jarrón vacío de hoy.



De "Del tiempo, un paso"


sábado, 8 de febrero de 2025

Lauren Mendinueta. Sin entender nada

La tarde se agotaba en Rodas,
abril, como toda promesa cumplida, perdía interés
y yo vi correr tus lágrimas hasta el mar.
Sin entender nada
ni tu melancolía ni la migración de las aves
ni el silbido de los barcos ni el rostro envejecido de los capitanes,
cerré los ojos.
Al volver a abrirlos, no sé si yo era distinta
o si el uerto había cambiado
pero los barcos anclados embellecieron con la noche.
Tú que mirabas hacia las colinas
no viste mis lágrimas encendiendo las primeras lámparas.



De "Del tiempo, un paso"



jueves, 28 de diciembre de 2023

Lauren Mendinueta. Diario de visitas en el cielo

(Espectáculo aéreo del grupo Puja, Lisboa, junio 1 de 2011)

Para Guillaume Rambourg

Golondrinas,
      rumor de viajes.
            Golondrinas, andariegas, 
andarinas,      ambulantes,
andadoras,
      golondrinas. 
Una tarde vi a miles girando
como una nube sólida y oscura
bajo el cielo de Lisboa.
Y tan sólo unas horas después:
      El mismo cielo se llenó de funambulistas.
Muchachas que miradas desde abajo
sólo podían ser hermosas.
Bellas mujeres vestidas de blanco,
como golondrinas juguetearon sobre alambres altísimos. 
Miles de funambulistas adornaron el cielo.
         Yo las vi,
sin pretenderlo fui digna de ese privilegio,
yo las sostuve con la mirada,
      yo les escribí un poema.
Bellas funambulistas, muchachas livianas,
   cómo se atrevieron a burlarse de la muerte
bajo el cielo de Lisboa?
En otro cielo 
una niña que fui yo misma también vio
golondrinas de barriga blanca meciéndose 
sobre los vientos alisios.
Hoy, todavía hoy, cuando las recuerdo
un temblor me sube desde las entrañas
y siento miedo de cerrar los ojos,
siento miedo de dejarlas caer,
miedo de llegar a olvidarlas.



De "Vivir tan adentro"


martes, 5 de diciembre de 2023

Lauren Mendinueta. Un lugar común

Partículas de sol viajan por el universo hasta encontrar descanso en mi cabeza.
Me falta el árbol que solía ver desde mi ventana al llegar a esta casa.
Como un lugar común, era alto, frondoso y llenaba de pájaros cada atardecer.
Para reemplazarlo sembraron un árbol seco y altivo.
Demasiado orgulloso para pájaros o atardeceres.
El nuevo árbol es poético y único, sus raíces son latinas
y se distingue por su aire clásico de tragedia griega.
Hoy, cuando es imposible elegir, elijo el lugar común del árbol antiguo.



De "Vivir tan adentro"