lunes, 5 de febrero de 2024

Katherine Mansfield. Cuando fui un pájaro

Me encaramé al karaka*
en mi nido hecho solamente de hojas
pero suave como si fuera de plumas. 
Me inventé una canción que siguió cantándose sola
y no tenía palabras, pero el final era triste.
En la hierba bajo el árbol había margaritas.
Les dije como poniéndolas a prueba:
"Os arrancaré las cabezas de un mordisco y alimentaré con ellas a mis hijos".
Pero no se creyeron que yo fuera un pájaro 
y permanecieron abiertas.
El cielo era como un nido azul con plumas blancas
y el sol era la madre pájaro que le daba calor.
Eso era lo que mi canción decía, aunque lo hiciera sin palabras.
Hermanito apareció por el camino empujando su carretilla
transformé mi vestido en un par de alas y me quedé muy quieta
Luego, cuando él ya estaba cerca, gorjeé: "bonito, bonito".
Por un instante pareció sorprenderse 
luego dijo: "Bah, tú no eres un pájaro; te estoy viendo las piernas".
Pero las margaritas no importaban
y Hermanito no importaba;
aquel día yo sentía que era un pájaro.


*Árbol de hoja perenne que crece en las regiones costeras de gran parte de Nueva Zelanda.


En "La criatura terrestre y otros poemas"