Ha llovido todo el día.
Tras mi ventana crece un árbol
pesadas penden sus ramas
Las hojas lo cubren asfixiantemente
como para proteger el frágil cuerpo del árbol
que se balancea lúgubremente en el aire quieto...
Un ave gris se posa en una ramita,
alza su garganta y canta en el árbol suspirante.
Ay, rama, y ramita, y hojas negruzcas y asfixiantes
Habéis olvidado vuestra fragancia estival?
Recordáis el tiempo en que sacudíais vuestras flores
en el aire vivo... riendo y estremeciéndoos?
El ave gris no olvida: ella guarda vuestro secreto
y le canta a vuestro lúgubre balanceo en su corazoncillo salvaje
En "La criatura terrestre y otros poemas"