Ella es un pájaro.
Su cuerpo es verde y sus alas leonadas.
Es la extraña prole de su indómita madre marina
que se enamoró de un ramito de helecho
arrancado por el viento - y depositado en su seno.
Su cuerpo chilla de fatiga - pero sus alas nunca se cansan.
Su cuerpo se estremece bajo una sola gota de lluvia
el viento en la cerradura la asusta mortalmente;
la más pequeña de las espinas de zarza le perfora el corazón;
el sol la abrasa y la luna la hiela.
Ríe y llora cada vez que cambia el viento.
Una pompa a la deriva la puede magullar -
La sombra de una nube la deja sin resuello.
"Libérame, déjame en paz", grita su cuerpo.
Sus alas baten arriba y abajo
sobre los tejados de las ciudades
sobre las cimas de las montañas
sobre las arenas movedizas del desierto
sobre el rostro desdeñoso de su anárquica madre
sobre los bosques turbulentos donde el viento arranca los helechos.
"Un momento - un momento... me muero".
Arriba y más arriba baten sus alas.
En "La criatura terrestre y otros poemas"