Tumbada aquí, salvaje, al sol
envuelta y calentita con mi almohada y mi abrigo
a veces contemplo el enorme cielo azul
El amplio cielo gris, el amplio cielo gris
y las nubes que pasan con eterna lentitud
la nota feroz y estridente del chillido de las aves marinas
aquí en mi extraño lecho.
El mar eterno, el mar eterno
y una canción que es cantada una y otra vez
en cada ritmo y tiempo y tema
hasta que doy un fuerte alarido... pero eso me ensordece.
La luz cambiante, la luz cambiante
morado y oro devienen noche
un azul fuerte y amplio cuando el sol brilla
un derroche de color - vista esplendorosa.
Valle y colina, valle y colina
y yo soy arrastrada - nunca permanezco
he llorado, he maldecido, he rezado cuando me tocaba.
Me lleva junto a mi amado.
Aquí estamos nosotros
y la trémula canción de los álamos
y lejos, en la distancia, el mar.
En "La criatura terrestre y otros poemas"