Un día muy feliz.
La niebla se levantó pronto, trabajé en el jardín.
Los colobríes se demoraban sobre las madreselvas.
No había cosa en la tierra que yo deseara poseer.
Sabía que no merecía la pena envidiar a nadie.
Cualquier mal que hubiese sufrido, lo olvidé.
Pensar que una vez fui el mismo hombre no me avergonzaba.
En el cuerpo no sentía dolor.
Cuando levanté la mirada, vi el mar azul y las velas.
Poema de Czesław Miłosz,
encontrado en el libro "Todos nosotros" de Raymond Carver