martes, 7 de octubre de 2025

Joan Baez. Canto

Tumbada en el porche a oscuras
al abrigo de mis arrugadas sabanas
   
me ha despertado la luz de la luna
con sus reflejos de plata en el hibisco.
   
El corazón aguarda, el cuerpo entero escucha.
Es hora de que suene la más bella música.
   
Pero llega el amanecer, y no la hemos oído
y eso que yo no hacía ni un ruido, pero no la hemos oído.
   
Me había posado en el porche,
en camisón y llena de esperanza.
   
Pero no la hemos oído. Sí, hoy era
el día en que enmudece el canto de los pájaros.
   
El año pasado fue el 15 de junio,
así que pensaba que tenía tiempo. 
   
Pero cuando pude distinguir 
las siluetas de los árboles al otro lado del cañón,
   
supe que era verdad: no había música ni coro.
Solo píos y silbos, gorjeos, graznidos y trinos. 
    
Pero aquel otro canto de cientos de gargantas de plata
no regresaría hasta la primavera, si es que regresaba.
   
Me dije a mí misma: «Esto es la naturaleza... los pájaros 
van a lo suyo... o están cansados». Y aún aguardé un poco más.
   
Qué difícil se me hace soportar el inevitable paso
de las estaciones y que ahora apenas queden sombras 
   
de los hosannas que ayer mismo
llenaban el cañón. 



De "Cuando veas a mi madre, sácala a bailar"