lleno de adiós
del más amado
minuto
en el que el universo
echa sus ilegibles raíces
unido
con la geometría de los pájaros que vuela a ciegas
pentagrama de los gusanos
que excavan en la noche
con el carnero
que pace en su imagen de eco
y la resurrección de los peces
pasado el invierno.
Guiña de un ojo
y quemando el corazón
el sol
con la garra leonina en el huso
echa la red sobre los
que sufren
más y más densa
pues no se debe despertar algo
cuando el alma está fuera de morada
y viajando en el mar
por anhelo
si no muere el cuerpo
abandonado
en el perdido rostro de los vientos.
De "Fuga y transfiguración"
En "Viaje a la transparencia. Obra poética completa"