El Ángel de la Muerte
llegó de madrugada,
llegó a las cuatro y cuarto
con Alicante a cuestas,
abandonó en el puerto
su carga omnipotente
y sedujo a la Luna
con su olor a magnolias
y tampoco esa noche iluminó.
Y al alba
se imprimió en los periódicos
tu nombre con mayúsculas,
mientras el mar cambiaba de color
con la lluvia
y un pájaro cantaba
tu canción favorita.
De "Diario de un año sin luna"