Hay muchas palabras para decir gracias.
Unas sólo pueden susurrarse.
Otras sólo pueden cantarse.
El pibí lo que hace es silbar.
La serpiente describe círculos,
el castor golpea con la cola
la superficie de la laguna.
El ciervo en los pinares patea con las pezuñas.
Los jilgueros brillan mientras flotan en el aire.
Una persona, a veces, tararea algo de Mahler.
O abraza el vetusto roble.
O saca un lápiz bonito y un cuaderno para juntar
unas pocas palabras conmovedoras y mimosas.
De "Vita longa"