en que tiene la luz un brillo de hojalata
y el silencio es total, el basurero
tiene un aire solemne, y casi se diría
que hay algo de esplendor en su vasto espectáculo.
Voy recorriéndolo penosamente,
resbalando en los frutos que se pudren.
De vez en cuando graznan los cuervos y alzan el vuelo.
Ya en mi cuarto, voy colocando cada cosa en su sitio, voy lustrando
los pedazos de espejo, las monedas.
En las noches sin luna
su callada presencia me ilumina.
De "El hilo de los días"
En "Poesía reunida"