miércoles, 2 de abril de 2025

Lauren Mendinueta. Querido Óscar, he aquí el verdadero enamorado

Es el verano.
El ruiseñor gimotea en la tarde y su vuelo milagroso
atraviesa la luz como una espina.
Sí, es verano y pronto no habrá canto,
ni tiempo, ni recuerdo, ni gemido. 
A lo lejos las acacias bailarán con lentitud la música que el río les ofrece,
y la tarde terminará por tragarse la luz. Abajo,
junto a la ventana de mi cocina, el ruiseñor,
el único que conoce mi nombre desde siempre,
ese pájaro centenario e imposible que endulzó ñas noches de mi niñez,
ofrecerá su corazón para que yo pueda ver la rosa.
Ingenuo pájaro que escuchó los delirios de mi fiebre 
en balde clavará su corazón en el rosal.
Sí, amo esta hora pasajera 
y el rosal ensangrentado, pero florecido.
Sí, amo esta estación del tiempo que no pasa,
y el ruiseñor sacrificado en vano.
Inocente ruiseñor junto a la ventana de mi cocina.
Para qué sirve el amor?, le pregunto.
Mañana habrá una rosa, me dice,
en el jarrón vacío de hoy.



De "Del tiempo, un paso"