un volcán a punto de estallar,
serpiente enroscada aguardando impulso.
Alocado palpitar,
vértigo y nubes,
un taladro en el cráneo,
temblor de alondras.
Otra gélida tormenta congela las ganas,
bloquea las puertas,
atraviesa ventanas,
se cuela en todas las estancias,
anula toda posibilidad.
Huye o lucha.
Solo queda enfrentarla de nuevo
o permanecer atrapada
en su interior.
De "Disforia"