mi cabeza sobre tu pecho,
susurras palabras de aliento,
pero mi alma no halla consuelo.
Pues no soy más que una cosa
asustada, y nunca seré nada
salvo un pájaro de ala rota
que debe alejarse de ti.
No puedo darte el amor
que hace mucho tiempo te di,
el amor que se volvió y me derribó
en medio de la cegadora nieve.
Solo puedo ofrecer un corazón endeble,
unos ojos cansados por la pena,
una boca borrosa sin sonrisa
y que quizá nunca vuelva a reír.
Pero sigue abrazándome, amor,
hasta que duerma;
después déjame, no te despidas,
no sea que me despierte y llore.
De "Obra completa"