Quince años he vivido en una casa
sin agua corriente ni caldera.
Entro y salgo por la puerta
con mis cubos y mis brazadas de leña.
Esta es la montaña.
Esta es la fortaleza helada.
Esta es la gata sin dueño que merodea en el granero.
Este es el granero de ventanas sin cristales
que flota como una delgada cometa de balso
en los vientos del noroeste.
Estos son los pájaros de invierno
que esperan en los arbustos.
Esta es mi vara de medir.
Por esto me levanto cada mañana.
Por esto sé a dónde voy.
De "Lo que termina siendo el amor"
En "Bayas púrpuras"