Adorad este mundo de acuarela,
pagodas de cristal y velos verdes
donde los diamantes entonan himnos por dentro de la sangre
mientras la savia asciende al campanario de la vena.
Un beatífico gorrión canta extraños madrigales
y despierta a los soñadores con el alba de leche
mientras cardenalicios tulipanes
hacen su reverencia al parangón papal del sol.
Bautizados por una espuma de estrellas de galantos
a cuyos pies rosados se posan las palomas
donde, como metáforas salomónicas, brotan los narcisos,
con guirnaldas de hierba coronados vamos mi amor y yo.
De nuevo nos dejamos engañar y concluimos
que de algún modo somos más jóvenes que antes.
En "Poesía completa"