No, no, nosotros dos no somos
nosotros dos, que estamos
aquí, viendo ponerse el sol granate
entre el verdor dorado
en que cantan, en ramo, sobre el río
los onconstantes pájaros.
No, no somos nosotros.
Nosotros dos-oh encanto
del parque sin nosotros, con nosotros!-,
nosotros, somos esos dos románticos
que no son aún nosotros, que no están aún con ellos
mismos, esos dos, que, soñando
en ser ellos, en no ser ellos, dulces,
se pierden lentamente, en solo un beso,
por el sendero -vago
ya en la hora en que cierran,
solo obedientes al ocaso-,
por el sendero
solitario
en donde canta a la arboleda verde
ya libre del pisar del día
un obstinado pájaro.
En "Los cien mejores poemas de amor en español"