El fervor con que se aferra al papel
es el mismo de la sangre en tránsito.
Cada palabra es una iluminación
que antecede a la niebla,
un paso certero hacia el abismo.
Y esa verdad de tinta que se enreda en los ojos,
ese mapa de horas a punto de extinguirse
se convierte en la memoria inútil de tu tiempo.
La sombra es ahora un pájaro del que no puedes huir.
Toda la música de lo escrito arde en tus venas
y te condena a tu propia destrucción.
En "Pájaros de sombra. Diecisiete poetas colombianas (1989-1964)"