toca una canción nueva
todas las noches mientras navega
más allá de la ventana del dormitorio:
Toma una calabaza y ponle cuerdas
toma una banana y pélala
compra un Nash azul bebé
y véndelo cuando le hayas puesto ruedas.
Ahora él levantó un mástil
y se ató a él
con harapos, más borracho
que un petirrojo en vuelo:
Dulces como miel,
cuenta tus besos;
de tu jefe,
cuenta el sucio dinero
La cama es roble
e incómoda, se hamaca
con su tripulación,
un marido y una esposa...
Ahora él está bailando, mueve
solo los pies. No hay manera de
hacerlo callar excepto
darse vuelta y esparcir
arrugas y seda,
duro con mal aliento
entre lirios
y piel que se desgarra:
Amor en una balsa
bajo la luz lunar se este valle
y la mirada de ladrón
del viejo mapache.
De "Thomas y Beulah"