jueves, 14 de marzo de 2024

Rita Dove. Las Odas Airadas: introducción

Las Odas Airadas no están satisfechas con el asombro:
los pájaros cotorrean, las nubes cuajan para mearse de risa,
las montañas prefieren su propia y espléndida compañía. 
Tampoco se derriten cuando aumenta la música,
aunque se las haya sorprendido meciéndose 
sin darse cuenta, en un delicado abrazo de sí mismas.
   
Las Odas odian sus nombres. A la mierda con las urnas
y los ruiseñores, la inmortalidad y los calcetines:
esas autoinmolaciones ingeniosas, ese regodeo en la propia miseria
alimentado por la pesadumbre o por un regocijo bronco y forzado.
Ellas gruñen al aserto, se ríen con descaro
cuando se les pide que hagan declaraciones a cambio.
   
No pruebes con la razón. Las Odas están hartas de
las señales mal escritas que acusan a los otros de ignorancia,
los abastecedores beligerantes de la programada rectitud.
Que rabien. Haz tu trabajo, cosecha las cenizas,
Quizá reúnan ellas un destello de lástima, 
y recuerden una época en que todo lo que hacían era elogiar.



De "Canciones para el apocalipsis"