he escrito un nuevo poema que se titula
"Una barba para una despensa azul".
Mi esposa, su amiga querida,
tiene leucemia. Me siento junto a la cama de Jane
mientras que los glóbulos blancos se multiplican
y las petequias florecen en su piel.
El verano después de nuestra boda
me dejé una barba negra, y Jane
escribió un poema en el avión
que nos traía de California:
"Los primeros ocho días de una barba".
Una docena de años más tarde me afeité
cuando la barba se puso tan blanca
como la Harina King Arthur
que había en la despensa donde Barbazul,
el gato, echado sobre la panera,
observaba a los pájaros desde detrás de la ventana.
En aquellos días de sosiego
Jane hacía un pan tan natural
que una vez se puso azul en la despensa
después de una noche de calor.
Todas las mañanas trabajábamos juntos
en distintas estancias, yo en mi estudio de la planta baja
y Jane en el escritorio que tenía sobre la cocina,
escribiendo poemas hasta que se secaba el rocío
y entonces abrigaba con mantillo
sus rosales; o llenaba el comedero de los pájaros
con pipas de girasol, o sacaba el perro
a pasear por la nieve, o contestaba a las cartas de Alice,
o lavaba su pelo abundante
que ahora ha desaparecido, como Barbazul
que enfermó y ya no existe.
De "Without"