Deja el tenedor y el cuchillo junto al plato.
Aquí, donde siempre estamos en guerra,
es prudente partir el pan sin que nadie te vea,
tomar pequeños sorbos de vino o cerveza
espiando de reojo a tus compañeros.
Tarde de junio, qué pesados son tus pájaros.
Puedo oír como se regocijan en los árboles
olvidando los problemas que dejan de lado.
La mosca sobre la mesa es más precavida
y también lo son mis pies desnudos bajo la mesa.
Cientos de banderas sangrientas ondean al atardecer
en los valles ensombrecidos.
Un general lidera otro ejército vencido
mientras tú derramas miel sobre las nueces
y yo espero mi turno para lamer la cuchara.
De "Circo unipersonal"