Yo dije: travesía oscura, estoy profundamente herida
y el deseo todavía en mí
como una anguila.
Yo dije: fragmentos y temblor.
Dije: la luz dorada del mar.
Dije: no puedo dejar de separar tu luz de
tu silencio.
Esto llega hasta él como una fotografía
del faro en un día luminoso. Para qué
sirve este molino
inutilizado, esta luna
con armadura?
El resto sin astucia ni culpa.
La niebla
llega con su "valle del alma" su
obediencia novata, que se atreve a preguntar:
Dónde estamos ahora?
Atrapados en algún dolor garganta rubí;
la esencia de la esperanza
tan mercenaria como la palabra
eternidad.
Yo dije: vigilia y un cuerpo que muere.
Yo dije: corazón no de esta orilla, los pájaros vuelan
a través de mí.
Dije: una vez viví oscura
como la miel, más profunda en
el placer después del placer.
Dije: halo, el recuerdo me humedece
el recuerdo. No puedo saber
hasta donde brillo.
El dolor dijo él, es el consejo que nunca sigo. Cualquier gato
sabe qué hacer en la pajarera.
El fotógrafo se amarra la cámara al brazo,
esperando registrar la luz como
inscripción, su
palmada bautismal
contra el agua.
Pero ese
staccato salado es aviso o invitación?
No te acerques -dije-. No te
acerques.
De "New poems"
En "Amplitud"