He venido a esperarte en la bocana.
El día, entre las grúas, va arrastrando sus óxidos.
A través de la niebla
anuncian tu llegada los estremecedores
gritos de las gaviotas: eres tú,
más escorado cada vez, que vuelves,
soledad de un mercante a la deriva
con los ojos de buey iluminados:
son los días de amor
que aún encienden estas aguas sucias.
Para ti y para mí, final de travesía:
el herrumbroso barco y la mujer
del espigón batido por el mar.
La última cita.
De "Los motivos del lobo"
En "Todos los poemas"