jueves, 7 de septiembre de 2023

Carolyn Forché. Theologos

Por un tercer año, estamos viviendo en AERIA THASOS,
   isla de mármol y pinos.
El mármol es la más callada de las piedras, los pinos el primer
árbol después de un incendio.
   
Mármol la piedra de los muertos, la piedra de la cara durmiente.
   
Esta es una isla de exilios y por lo tanto pura,
su mar colmado de barcos en las horas diurnas.
   
En los oleajes la Evanthoulla sube y baja, un barco vivo y despierto.
   
En un amanecer claro las islas de Sanothraki, Limnos y Lesbos
son visibles.
Más tarde por la mañana hay demasiada luz.
  
Podrás atrapar pájaros en redes, escribió el primer poeta, pero no podrás en redes atrapar su canción.
   
Estos fragmentos de Arquíloco fueron encontrados en un trozo
de papel usado para envolver una momia.
   
Vivió aquí, se decía, en una isla que yace en el mar / como el espinazo de un asno,
haciendo los primeros yambos.
   
Escribió ascuas en trigo.
Y parece, según los relatos, que sobre todo peleaba y fornicaba.
   
Por la mañana, Kyrios Stamatis toma el bote
para pensar con él en mar abierto, poniendo sus redes.
   
El viento marino llena los olivos.
Un barco cruza la costura de aire y mar.
   
Montículos y cañones de nube,
con luz desperdigada, con muros de castillo, orilla y cirro. 
   
Aquí es donde la cabra despellejada giró sobre un asador.
Aquí es donde nos arrodillamos sobre hojas de nogal
   para ser bendecidos.



De "En el ocaso del mundo"