Un pájaro acude a la ventana. Es un error
considerarlos solamente
pájaros, muy a menudo son
mensajeros. Por eso, una vez
se precipitan sobre el alféizar, se quedan
totalmente inmóviles, para burlarse
de la paciencia, alzando la cabeza para cantar
pobre dama, pobre dama, su advertencia
de cuatro notas, y vuelan luego
desde el alféizar al olivar como una nube oscura.
Pero quién iba a enviar a una criatura tan liviana
a juzgar mi vida? Mis pensamientos son profundos
y mi memoria larga; por qué envidiaría esa libertad
cuando tengo humanidad? Aquellos
de corazón más diminuto son dueños
de la mayor libertad.
De "Meadowlands"