lunes, 4 de julio de 2022

Ana Luísa Amaral. La urraca: los otros colores del mundo

En el jardín que está junto a mi casa
estre los pájaros
que anidan en sus árboles y cantan
en trinado desacierto,
vive una urraca
  
Su nombre no es un nombre hermoso
como son golondrina o ruiseñor,
que evocan odas y tibias tradiciones,
o guacamaya, colibrí o quetzal,
nombres felices con todos los colores
que el ojo humano entiende
e incluso otros
que entienden sólo ellos
   
Mas la urraca, elegante con su cuerpo todo negro, la cola larga,
sólo en el pecho y alas un leve lunar albo,
parece que ha vestido alta costura
para volar entre las ramas del otoño y
los techos de las casas
que están cerca
  
Dicen los entendidos
que al verse en el espejo reconoce su imagen,
cosa que al bicho humano
le exige años de vida
   
En estos días tan magros
en los que los caballos de horror y apocalipsis
cabalgan libres, trayendo nuevas pestes, guerras, hambres,
es place de caricia,
   
una alegría sin nombre
verla volar todos los días
   
equilibrista bicolor,
dueña del mundo



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