esparcirá terror con aromas sagrados
pronunciando automática
las voces caprichosas del oráculo.
Sin saber
Nada sobre el silencio de las márgenes
Nada sobre lo que en determinado momento fragmenta un mundo
Nada sobre las horas de los centinelas
Nada sobre el lugar donde a morir van los pájaros
Nada sobre el invierno de la conciencia
Nada sobre las vastas estancias de la soledad
Nada sobre la desventura que se acepta y nutre
Nada sobre la estremecedora semejanza entre laberinto y desierto
Nada sobre la forma del tiempo y su espinosa sustancia
Nada sobre lo que ordena el esclavo del destino
Nada sobre el viento que sopla a través de uno mismo
Nada sobre las bacterias de la inmortalidad
Nada sobre la mentira que no debe decirse nunca
Nada sobre la verdad que hay que ocultar hasta la muerte
Nada sobre el oscuro tiempo de la eternidad
Nada sobre el espía y torturador interno que fabricamos nosotros mismos
Nada sobre la luna marítima que escribe y borra sin dar tiempo a leer
Nada sobre la virtud de gozar el instante que huye
Nada sobre el hombre que comió carne humana
Nada sobre el que rompió dinero por orgullo
Nada sobre los que son arrastrados por la conciencia de la historia
Nada sobre el impalpable tejido de los sueños
Nada sobre el privilegio de compartir las miserias ajenas
Nada sobre el deseo de evadirse del propio fantasma
Nada sobre los que se encuentran separados de las consecuencias de sus actos
Nada sobre la dicha que se apoya en valorar las cosas mínimas
Nada sobre los obligados al secreto absoluto
Nada sobre la puerta desconocida y última cuya llave posee el subconsciente
Nada sobre los ídolos ocultos por temor a su influjo
Nada sobre el espectador que se sitúa en escena
Nada sobre el comediante emboscado en él
Nada sobre la armonía del universo, en que las tragedias de la sangre intervienen hasta en el desequilibrio de los números.
Nada
Nada
Nada.
De "Tarot"