tan desmemoriado como tu mano acogida como un pajarillo
en la mía, y la muerte imposible de recordar,
imposible de recordar cómo una vida
inalienable, tan fácilmente como con un movimiento químico
sobre la hierba cola de perro y palomas bravías, todo
se pierde, desaparece, imposible recordar que desaparecen
multitudes de personas desarraigadas, rebaños de
animales domésticos y perros que andan por ahí;
tomates, olivas desaparecen, las mujeres
morenas que las cosechan se marchitan, desaparecen,
mientras de la tierra se levanta polvo de náuseas, un polvo
de hojas y bayas, y capullos de flores de las matas de alcaparras
que nunca serán recolectados, conservados en sal
y consumidos; pero antes de que desaparezcan, antes de que
desaparezcamos, una noche sentados a la mesa
con un poco de pan, un par de peces sin tumores y agua, de repente
atraviesa la habitación uno de los miles de senderos
de guerra históricos, te levantas, las fronteras,
existen las fronteras, las calles, el olvido
en todas partes, pero tu escondite no se acerca,
mira, la luna está demasiado iluminada y la constelación Carro
regresa tan vacía como llegó; los muertos
quieren ser transportados, los enfermos quieren ser transportados,
los pálidos soldados destrozados que se parecen a Narciso quieren
ser transportados, tú caminas por aquí sorprendentemente
eterna, y sólo cuando ellos mueren te detienes
en un huerto que nadie ha cuidado durante varios
siglos, te acercas hasta una fuente seca siguiendo su rumor,
tal vez en un lugar de Carelia, y mientras
tú piensas en palabras como cromosomas, quimeras
y en el fallido crecimiento de los frutos del amor
pelas un poco de corteza de un árbol y te la comes
De "Alfabeto"