donde se hallan la niebla y el tenebroso sueño,
y sonsacarle -adónde se dirige
y dónde está su refugio.
Y veo: el mástil de la nave
y usted -en la cubierta...
La veo en la humareda de un tren... Los campos
se revisten de un lamento vespertino...
Los campos al atardecer cubiertos de rocío,
sobre ellos revolotean los cuervos.
-Le doy mi bendición
donde quiera que se halle!
3 de mayo de 1915
De "La amiga"