El oscuro racimo, pendiente
del tallo nudoso,
quiere en vano ocultar su dulzura
bajo el verde toldo.
Gorriones parleros y avispas
y tábanos roncos
de sus granos de púrpura beben
el zumo de oro.
Oh, feliz, si a las aves del cielo
cediese tan solo
aquel néctar suave, encerrado
en túrgido globo!
Mas vendrán los patanes y mozas
y en lagares hondos
con los pies forzaranle a que suelte
sus jugos a chorro.
***
Y más tarde, entre paz y silencio
y en el negro fondo
del tonel, será el muerto racimo
licor generoso.
En "Las frases frágiles"