I
De limpio visto el corazón, que en el agobio del quehacer,
estuvo falsamente atareado.
Como pájaro o simple nubecilla
agita su contento, pero templadamente.
El aleteo de este mar gorgea.
En todo su latir se oye,
porque todo es altar y templo, donde el mirar
ensancha su aleluya.
La espabilada brisa nos refresca el sentir
hasta llevarnos puntuales
a la hora exacta de la bien venida,
del hosanna más alto
y el corazón, paloma,
en místico zureo lo bendice.
De "Teoría de la inseguridad"