miércoles, 24 de mayo de 2023

Salvatore Quasimodo. Milán, agosto de 1943

En vano buscas entre el polvo, 
pobre mano, la ciudad está muerta. 
Está muerta: se ha oído el último estruendo
en el corazón del Naviglio. Y el ruiseñor
se ha caído de la antena, alta sobre el convento, 
donde cantaba antes del crepúsculo. 
No cavéis pozos en los patios:
los vivos ya no tienen sed. 
No toquéis a los muertos, tan rojos, tan hinchados:
dejadlos en la tierra de sus casas:
la ciudad está muerta, está muerta. 



En "Y enseguida anochece y otros poemas"