Y sin embargo allí, en la otra orilla
bajo el negro mirar de la caverna
soles en las pupilas, pájaros en los hombros
allí estabas; padecías
la otra pena el amor
la otra aurora la presencia
el otro parto la resurrección;
y sin embargo allí reaparecías
en la infinita diástole del tiempo
instante por instante igual que la resina
en la estalactita en la estalagmita.
En "Mithistórima y otros poemas"