Cerrar los ojos y por dentro reverberar el pasado.
Pensar «podría tener otro color de piel, otro pelaje».
Y volverse el tiempo del revés, y entrar allí,
en espiral, en el tiempo.
Escoger
Llevar cota de malla y de salitre,
haber llorado cuando el puerto se alejaba,
millares de millas antes,
meses en sobresalto hacia atrás
Las fiebres y temblores durante la travesía,
el agua amarga, las noches
cargadas de estrellas,
y el balanceo del navío, un astrolabio
Una mañana de sol, desde el puesto de vigía,
ver muy al fondo en dulce oval,
la línea casi tan lejana como una constelación.
Gritar «tierra», gritar a los compañeros
al fondo del navío, desde lo más hondo de los pulmones gritar,
y el bote después, los remos anchos,
la cama de arena y los árboles.
O traer en la cabeza plumas coloridas,
solo conocer a fondo la arena blanca
y el mar sin fondo, peces pescados al albur de los días,
una lengua que sirve para subir a palmeras,
que sirve para cazar y contar historias
Moldear un arpón, comenzar por un hueso
o piedra o madera,
entrelazar el cuerpo de la madera, y el filo de la extremidad.
Contemplar despacio el resultado del trabajo
y de la espera.
O la belleza. Escoger
Traer fuego en la mano, escondido en la pólvora,
hacer fuego en los límites del bosque.
Las risas de los niños, tocar la arena blanca, tocar
otra piel. Cruel,
el miedo, vacilar entre el hambre y el miedo.
O no escoger
Las plumas coloridas sobre un yelmo,
la cota de malla lanzada al aire como una flecha,
los cantos de los pájaros sobre la cabeza,
imitar sus cantos,
en un lago de agua dulce limpiar cuerpo y
pecados de la imaginación,
sentir la noche dentro de la noche,
la piel junto a la piel,
imaginar un sitio sin edad
Cambiar el fuego escondido por el fuego alerta,
el arpón por el fuego que se extiende,
gritar «aquí estoy, vida»,
sin oro ni plata.
Con la plata moldear un anillo
y una bola de fuego fingido,
y con el fuego despierto tender un puente que alcance
a la palmera más alta
Olvidarse del estandarte del navío,
después partir de la arena blanca, nadar hasta el navío,
las plumas coloridas a un lado,
traer de nuevo el estandarte y desmembrarlo.
Hacer una vela, adornarla con plumas,
derretidos entretanto,
bajo la hoguera alta y varias noches,
yelmo y cota de malla
Estos otorgarán firmeza al soporte de la vela,
un barco nuevo habitado por peces
brillantes como estrellas
No elegir mar ni horizonte.
Y embarcar sin mapa hasta el fin
de la oscuridad
De "Oscuridad"